El agua en la Prehistoria

Los restos de homínidos más antiguos, encontrados hasta el momento datan de hace aproximadamente 1,7 M.a. En la provincia de Granada, las mayores dataciones proceden de actividades líticas de los yacimientos de Orce, que se remontan a unos 1,3 M.a. Esos hombres primitivos del Paleolítico eran cazadores-recolectores nómadas, que fijaban sus asentamientos temporales allí donde encontraban satisfechas sus necesidades básicas. Uno de sus hábitats predilectos eran las cuevas de cortados de ríos y las grutas kársticas próximas a manantiales. Siempre cerca del agua, buscaban satisfacer no sólo las necesidades fisiológicas que aporta este líquido elemento, sino también la proximidad a la caza, la pesca y los frutos de las riberas, así como conseguir un cierto efecto termorregulador. Yacimientos paleolíticos documentados próximos a la zona de los Bermejales son los de la Esperanza, en Loja, y los del Cortijo del Sol, en Villanueva de Mesía, ambos junto al río Genil y cerca de buenos manantiales.

El desarrollo de la agricultura y la ganadería trae consigo una completa revolución del modo de vida del hombre. Se inicia con ello el periodo Neolítico hace unos 5.000 a.C., que se extiende hasta el 3.500 a.C. (en el que aparece la escritura en Mesopotamia). Ello implica el inicio de una incipiente domesticación del agua y la existencia de asentamientos más numerosos y estables, que siguen ocupando casi siempre cuevas y grutas naturales. Aparece la cerámica y el pulimentado. En el entorno de los Bermejales aparecen restos de varios asentamientos ligados a cuevas próximas al río Alhama de Granada. En concreto, se trata de los yacimientos de la Cueva de la Mujer, de la Cueva del Agua y de la Cueva de los Molinos. A partir del Neolítico Medio aparecen los primeros monumentos funerarios megalíticos. Al respecto, es destacable el “Grupo Megalítico de Arenas del Rey”, a ambas márgenes del río Cacín, que data del Neolítico Final hasta el segundo milenio a.C. (edades del Cobre y del Bronce), en que esta necrópolis es abandonada.

Los hombres cazadores-recolectores nómadas del Paleolítico (de 1,7 M.a. a 5.000 a.C.) vivían en cuevas de cortados de ríos y en grutas kársticas próximas al agua de ríos y manantiales.

Los hombres del Neolítico (del 5.000 a.C. al 3.500 a.C.) incorporan la agricultura y la ganadería. Se inicia una incipiente domesticación del agua y la existencia de asentamientos más numerosos y estables, que siguen ocupando cuevas y grutas naturales.

En el entorno del pantano de los Bermejales los asentamientos más antiguos encontrados son del Neolítico, hallados en cuevas próximas a los ríos Alhama y Cacín.



Recreación para el sur de la Península de una posible escena de hace 5.000 años

El agua en la Edad Antigua

La aparición de los primeros escritos en Mesopotamia abre paso a la Edad Antigua sobre el año 3.500 a.C. Los poblados se desplazan, de las cuevas y grutas, al aire libre, especialmente a cerros aislados o espolones fluviales de fácil defensa, rodeados de terrenos con agua aptos para la agricultura. Se diseñan sistemas avanzados de azudes y acequias para el regadío. En el mundo, este periodo se caracteriza por las primeras civilizaciones, con escritura y moneda propias, como son las de Mesopotamia, Persia, Grecia, Egipto y Roma, cuya caída en el siglo V d.C. marca el final de este periodo y el inicio de la Edad Media. Se fundan ciudades, en las que se alcanzan importantes desarrollos sociales y culturales.

En Mesopotamia se consiguió una gran capacidad de organización social para el trabajo colectivo, lo que permitió la construcción de monumentales obras hidráulicas, como canalizaciones, regadíos y drenajes. El agua era recogida y transportada gracias a la construcción de diques y embalses, sistemas de cisternas, galerías excavadas en la roca y redes de tuberías cerámicas. Los egipcios construyeron sistemas complejos de canales que tomaban del río Nilo para la irrigación de sus enormes terrazas aluviales. Los griegos fueron de los primeros en interesarse por la calidad del agua, que airean y filtran como medio de purificación. Perfeccionan importantes ingenios para el control y disfrute del agua, como acueductos, molinos, fuentes y termas. Los romanos fueron unos excelentes arquitectos en la distribución de las aguas. Construyeron grandes presas para almacenamiento. Los acueductos son, asimismo, obras muy utilizadas para el transporte, que persiguen con su monumentalidad mostrar al mundo el poderío del Imperio. A través de ellos, el agua era conducida a grandes distancias. Los sistemas de tuberías en las ciudades utilizan elementos como el bronce y el plomo. Así mismo, las fuentes de agua de boca se protegen de contaminantes externos. El sistema de tratamiento por aireación y filtración se perfecciona. Son unos grandes devotos e impulsores de la balneoterapia. Para ello, construyen miles de termas, algunas erigidas como verdaderos santuarios de distinción, placer y lujo. La agricultura de regadío, sin embargo, no es una prioridad. Cultivan especies bien adaptadas a la climatología mediterránea, como es el caso del olivo, la vid y los cereales que apenas necesitan de riego. Ya se conoce la rueda hidráulica, que perfeccionan de los griegos, que se utiliza para molinos de harina sobre todo.

El entorno de los Bermejales dispone de abundantes evidencias de asentamientos tanto prerromanos como romanos. Es el caso del yacimiento de la Mesa de Fornes, donde se encuentran restos desde el Bronce Final, íberos e incluso fenicios, relacionado a su vez con el yacimiento del Cerro de las Macetas, donde se han analizado, además, evidencias de ocupación romana. Cabe destacar los vestigios, tanto iberos como romanos, localizados en el entorno de los baños termales de Alhama de Granada, conservándose aun el basamento romano de la alberca que recoge el agua del manantial. También parece haber restos de calzadas y un puente, aunque se discute si es romano (del siglo I d.C.) o posterior.

Durante la Edad Antigua (del 3.500 a.C. al siglo V d.C.) aparecen las primeras grandes civilizaciones, entre ellas la griega y la romana, con profundos cambios en la distribución del agua a las ciudades. Se aplican tratamientos de depuración. El agua toma gran valor simbólico, de culto, salud y ocio.




La inconfundible Mesa de Fornes, vista desde el pantano de los Bermejales, con asentamientos a partir del Bronce final

El agua en la Edad Media (Al-Ándalus)

La Edad Media se inicia tras la caída del Imperio Romano en el siglo V d.C. y termina con el descubrimiento de América en 1492, dando paso a la Edad Moderna. Es una época en la que se producen cambios drásticos. Se sustituye el modo de producción esclavista por el de producción feudal. Desaparece el concepto de ciudadanía romana y se establece la definición de los estamentos medievales, al tiempo que se descentraliza el poder, mientras que en la faceta ideológica se adoptan las doctrinas teocéntricas cristiana e islámica según el lugar. En el sur de España, este periodo coincide a grandes rasgos con los ocho siglos de dominación musulmana (711-1492), que dan lugar al territorio de Al-Ándalus. La religión dominante es el Islam, para la cuál el agua es el origen de vida creada por Dios y el medio de purificación del hombre, tanto exterior (el cuerpo), como interior (el alma).

Siguiendo esta religión, y como en cualquier lugar del mundo islámico, los habitantes de las ciudades debían tener fácil y próximo acceso al agua, que es llevada a través de canalizaciones desde las fuentes de suministro. El reparto se hace por aljibes, fuentes públicas y acometidas a casas particulares. En gran parte heredan infraestructuras romanas de distribución en las ciudades, centro de la estructura política, social y económica. Sin embargo, en Al-Ándalus se presta atención también a las zonas rurales y a la agricultura de regadío. Los árabes eran expertos en la técnica de construcción de qanats (minas de agua) y también en la ejecución de acequias y bancales en ladera. Se introducen frutales, hortalizas y cultivos más exigentes para el agua. El riego sirvió no sólo para el desarrollo de plantas orientales, sino también para cultivos tradicionales, mejorando su rendimiento. La revolución agrícola andalusí permitió abastecerse de verduras, hortalizas y frutas frescas durante todo el año. La generalización del regadío y la domesticación de aguas mediante acequias y tierras abancaladas transforman notablemente el paisaje.

El significado religioso y purificador del agua impregna el modo de vida y su arquitectura, con mezquitas y palacios en los que el agua es parte sustancial. Del mismo modo, los baños y las termas (con aguas calentadas) son numerosísimas como lugares de purificación y centros de reunión y sociabilización.

En esta comarca quedan evidencias de la reutilización de los baños romanos de Alhama, cuya construcción alcanzó bastante esplendor en época almohade, así como de acequias en las vegas de los ríos Alhama y Cacín.

Durante la Edad Media en Al-Ándalus (del siglo VIII d.C. al 1492) el agua es considerada por el Islam elemento de culto y purificador. La población tiene derecho a ella. Se intensifica el regadío y el uso lúdico del agua en jardinería y en fuentes de casas y palacios.




Arcos árabes del balneario de Alhama de Granada

El agua en la Época Moderna

Con el paso de la Edad Media a la Moderna (en 1492 para el mundo hispano), las necesidades de agua crecieron significativamente por el espectacular aumento de la población mundial. En esta situación, los sistemas de abastecimiento anteriores resultan insuficientes. Se hace uso de nuevos medios técnicos, sanitarios, jurídicos y de gestión.

A lo largo del siglo XIX se construyen grandes conducciones, redes de distribución y depósitos de almacenamiento, así como instalaciones de elevación. Aparece la hidroelectricidad, que tuvo un enorme auge durante la Revolución Industrial, en la que se impulsaron multitud de sectores productivos. Crecen nuevas ciudades industriales en Europa y América. A mediados del XIX se construyen grandes canales en Europa para regadío.

Para una más eficiente gestión del agua, se crean empresas y organismos que regulan derechos y tarifas, fundamentales para el desarrollo económico en sectores productivos en auge como el agrícola y el industrial. El siglo XX es el de los grandes embalses. Las aglomeraciones importantes requieren de aguas de calidad, que son depuradas y desinfectadas correctamente. Se construyen redes de evacuación de aguas residuales, que son igualmente tratadas en nuevas plantas depuradoras. En sectores con déficit hídrico, se impulsa el aprovechamiento de recursos no convencionales, como las aguas residuales regeneradas o las aguas desaladas, especialmente en islas y zonas turísticas costeras. Se avanza mucho en las técnicas de perforación y especialmente en la tecnología de bombas sumergidas. Se modernizan y automatizan los sistemas de distribución. Aparecen los sistemas de riego por aspersión y goteo.

La Unión Europea legisla, especialmente en el año 2000 con la Directiva Marco del Agua, a favor de un uso conjunto y sostenible de las aguas. Aparecen por primera vez cautelas ecológicas en la gestión del agua que promueven la sostenibilidad ambiental del recurso, tanto en calidad como en cantidad.

Progresivamente, el sector privado va tomando mayor protagonismo en el ciclo integral del agua, en detrimento de los poderes públicos.

La comarca de los Bermejales sufre importantes transformaciones, la mayor, la procedente de la puesta en funcionamiento del embalse del mismo nombre a finales de los años 50 del siglo pasado. Se hace el Canal del Cacín para riego de una extensa comarca de las vegas del río Genil, entre Granada y Loja. Se culminan las acometidas de aguas potables y se construyen plantas potabilizadoras y depuradoras en todos los municipios. Se pasa de riegos por gravedad a otros localizados para ciertos cultivos.

En la época moderna (de 1492 a la actualidad) se hacen grandes embalses y redes de distribución domiciliarias y de saneamiento. Se construyen plantas de potabilización y de depuración. Se acomete la producción de energía hidroeléctrica. Se intensifica el uso recreativo y se toma conciencia medioambiental




Vista aérea de una estación depuradora de aguas residuales urbanas